Felicitar a alguien en su cumpleaños no solo es un gesto de amabilidad, sino que tiene un profundo significado psicológico y emocional. Es una forma de reconocer la importancia y contribución de la persona en nuestras vidas, fortaleciendo su autoestima y sentido de pertenencia. Además, promueve vínculos sociales y emociones positivas como gratitud y alegría, fundamentales para el bienestar emocional. Esta tradición cultural refuerza la identidad y el sentido de comunidad, demostrando el afecto y la conexión humana que compartimos.
